Transilvania es una hermosa región medieval en Rumanía que se asocia comúnmente con la leyenda de Drácula, y aunque poco tiene que ver, es definitivamente un divertido y misterioso lugar que vale la pena conocer.
En este post te ayudaremos a desmentir algunos mitos para que estés mejor preparado para tu aventura.
Mito 1: Drácula nunca existió.
Lo primero que debes saber es que Drácula fue un personaje real llamado Vlad Tepes, también conocido como Dracul-a (hijo del dragón) el nombre del grupo religioso al que pertenecía su padre.
Conocido también como Vlad el Empalador debido a su crueles métodos de ejercer justicia, fue uno de los gobernantes más importantes de la región de Valaquia que hoy conocemos como Rumanía. Se cree que gracias a su sangrienta reputación, Bram Stoker se basó en este personaje histórico para crear el famoso libro de Drácula. Si quieres saber más de la fascinante vida de Vlad Tepes te recomendamos leer Vlad: la última confesión del Conde Drácula, de Chris Humphreys. Otro dato curioso es que además de significar "hijo del dragón" Dracul-a también podría ser "hijo del demonio", lo cual queda perfecto con el personaje de la famosa novela.
Mito 2: Drácula vivía en Transilvania.
En una región rodeada por bosques neblinosos e imponentes castillos, es fácil entender porque Bram Stoker eligió Transilvania como ubicación para su novela más famosa, pues existe un cierto aire lúgubre en la región que va perfectamente con la historia de Drácula. No obstante, sentimos mucho decepcionarte pero la realidad es que Vlad Tepes nunca vivió en el Castillo de Bran, que se conoce hoy como el castillo de Drácula. El verdadero Drácula vivió y gobernó la mayor parte de su vida desde Bucarest, la capital de Rumanía. De hecho, se rumora que el escritor se equivocó de castillo tras ver una portada de un libro biográfico sobre Vlad de Julio Verne. De todas formas, este castillo es famoso entre los turistas y es un lugar muy divertido que vale la pena conocer aunque sea un día.
También vale la pena (si quieres seguirle la pista a Vlad) tomar un tour a pie por el centro de Bucarest para descubrir su legado. Te recomendamos también visitar el monasterio de Snagov, la región de Sibiu (donde se cree que estaba originalmente el bosque de los empalados), y el Castillo de Poenari, la verdadera fortaleza de Vlad.
Mito 3: Drácula era un vampiro.
Cuando visites Transilvania, no te dejes engañar por todos los hoteles de vampiros, los souvenirs, la comida y hasta el vino temático. No existe evidencia alguna de que Vlad haya matado personas para alimentarse de su sangre aunque sí fue un príncipe realmente sangriento que mataba de maneras muy crueles a las familias de sus enemigos, ladrones y asesinos. Su método preferido es especialmente macabro dado que las personas no morían al instante, sino que agonizaban durante horas mientras se desangraban lentamente. De hecho, se dice que empaló a una ciudad entera que se rebeló contra él y después hizo una comida en medio de las 30 mil personas muertas, episodio que se conoce como el bosque de los empalados.
Ahora sí, habiendo desmentido estos 3 mitos estás listo para descubrir la región y visitar el famoso Castillo de Bran, que aunque poco tuvo que ver con Vlad, es un fascinante castillo que vale la pena conocer. Pero sobre todo, si eres amante de la novela de Bram Stoker te encontrarás con un castillo imponente en la cima de una gran roca, rodeado de bosques y de un ambiente un tanto tétrico que te transportará a los momentos más escalofriantes del libro.
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